miércoles, 9 de julio de 2008

Sol de ayer

Todavía hoy, me dura el sol de ayer.
como una mano tendida
desde el horror del silencio
y no supe que decir de mí, ni de ellos
ya no supe casi nada de los hombres.

Ese día
fuimos y vinimos de un lado a otro de la línea
ella sonriente
ella
como siempre aplacando la rusticidad de las cosas y el oficio
tan nueva en mi conciencia
como un azahar reventando en naranja
Yo tan necio y tan crudo para la noche
Sin descanso en el sueño y en las manos
Yo tan obtuso para las soluciones y los nombres
Levantando de la tierra la mirada
La mirada que me despierta a un mundo tan ajeno como propio
Y este fuego, y este llanto
Son el resto de un hombre antiguo
que se ha caído con su dolor en el pecho
y se ha levantado frente a la magia
a la magia de una sonrisa inigualable
de unas manos que trabajan el barro para hacer futuro
de unos hombres inalcanzables
de una voz que rompe el aire y atraviesa paredones

y todos ellos los otros
tan inmóviles en la distancia
observando como se corrompe la niñez
y se hace invisible e inquisidora
y yo…
en soledad detrás de mis propias manos
tan quietas en la palabra
tan inútiles para trabajar el dolor
para volver a ver aquel día
ese que no vuelve
el que me dejo el sol delante



(escrito después de la visita de los chicos de FM "La Milagros")

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