Es todo tan difícil de comprender por momentos
y no es la magia no
aunque exista no es la magia
yo conozco un lugar
que tiene momentos comprensibles a toda hora
y un bar que no tiene hombres recios
ni mujeres tumbadas para el placer
y lo elijo sin embargo
cada noche de los viernes
para beber de los poemas y las luces
y hasta la mañana del otro día
que se escapa como la luna en los colectivos
y crecen los sueños
que visitan los rostros de los que duermen
como los niños que juegan todavía con soldaditos de plástico
y hacen que se matan y no lloran la muerte de su niño antiguo
recuerdo la noche que cuelga de los faroles
para cantar al pie de una revolución
la que empieza por los ojos
los ojos que empiezan a ver otras cosas
las cosas que eran oscuras
la oscura realidad que se filtra de a ratos
no me arregles la media
digo a mi compañera
no impidas que salga el sol
no me ocultes lo que está roto
quiero ver detrás del hueco que se forma
al caminar descalzo
quiero que recuerdes también
que llueve a partir de la primera gota
y que cuesta ver el sol en las noches
por las ventanas con vitreaux
por las paredes donde anida la tormenta
recuerdo o creo recordar
que soy ateo por momentos
y es tan difícil de comprender
¿no hay nada detrás del viento
de los niños, de las manos asesinas
del tiempo?
ese tiempo que se escurre por la arena blanca y negra del ajedrez
y esconde entre sus piezas
el camino de regreso
igual quiero cantar
cantar a la calle, a los pasos que vienen hacia aquí
a los naranjos de la diagonal
a la hoja que se metió de pronto en el bolsillo de la niña que venía en bicicleta
a los hombre y a las mujeres que saben también cantar
y cantar de golpe y sin violencia
a las manos que dibujan
viernes sobre viernes
la memoria silenciosa de la ciudad
digo
diría
algunas veces comprendemos la música
y dejamos de pensar por un momento en la avenida que lleva al cementerio
o tal vez nos olvidamos del trabajo que tuvimos esta noche
y las otras noches en que vinieron amigos y se sentaron ahí adelante
con sus gestos y ademanes, con su transpirada cerveza negra…
todo desaparece
todo vuelve aparecer
como un placer repentino un romance
sin embargo
yo solamente quería hablar
de esa ventana en el medio del salón
de esa marea que sube a veces demasiado
de esa revista que se diluye en los innumerables cordones
y me hace feliz
acaso un hombre cualquiera.
(Escrito para el ciclo que hicimos desde "El acorazado de Bolsillo" todos los viernes del 2007 en la casa del pueblo)
miércoles, 9 de julio de 2008
Sol de ayer
Todavía hoy, me dura el sol de ayer.
como una mano tendida
desde el horror del silencio
y no supe que decir de mí, ni de ellos
ya no supe casi nada de los hombres.
Ese día
fuimos y vinimos de un lado a otro de la línea
ella sonriente
ella
como siempre aplacando la rusticidad de las cosas y el oficio
tan nueva en mi conciencia
como un azahar reventando en naranja
Yo tan necio y tan crudo para la noche
Sin descanso en el sueño y en las manos
Yo tan obtuso para las soluciones y los nombres
Levantando de la tierra la mirada
La mirada que me despierta a un mundo tan ajeno como propio
Y este fuego, y este llanto
Son el resto de un hombre antiguo
que se ha caído con su dolor en el pecho
y se ha levantado frente a la magia
a la magia de una sonrisa inigualable
de unas manos que trabajan el barro para hacer futuro
de unos hombres inalcanzables
de una voz que rompe el aire y atraviesa paredones
y todos ellos los otros
tan inmóviles en la distancia
observando como se corrompe la niñez
y se hace invisible e inquisidora
y yo…
en soledad detrás de mis propias manos
tan quietas en la palabra
tan inútiles para trabajar el dolor
para volver a ver aquel día
ese que no vuelve
el que me dejo el sol delante
(escrito después de la visita de los chicos de FM "La Milagros")
como una mano tendida
desde el horror del silencio
y no supe que decir de mí, ni de ellos
ya no supe casi nada de los hombres.
Ese día
fuimos y vinimos de un lado a otro de la línea
ella sonriente
ella
como siempre aplacando la rusticidad de las cosas y el oficio
tan nueva en mi conciencia
como un azahar reventando en naranja
Yo tan necio y tan crudo para la noche
Sin descanso en el sueño y en las manos
Yo tan obtuso para las soluciones y los nombres
Levantando de la tierra la mirada
La mirada que me despierta a un mundo tan ajeno como propio
Y este fuego, y este llanto
Son el resto de un hombre antiguo
que se ha caído con su dolor en el pecho
y se ha levantado frente a la magia
a la magia de una sonrisa inigualable
de unas manos que trabajan el barro para hacer futuro
de unos hombres inalcanzables
de una voz que rompe el aire y atraviesa paredones
y todos ellos los otros
tan inmóviles en la distancia
observando como se corrompe la niñez
y se hace invisible e inquisidora
y yo…
en soledad detrás de mis propias manos
tan quietas en la palabra
tan inútiles para trabajar el dolor
para volver a ver aquel día
ese que no vuelve
el que me dejo el sol delante
(escrito después de la visita de los chicos de FM "La Milagros")
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